Hace dos años dejamos a nuestras familias, amigos, empleos y comunidad, para embarcarnos en una aventura que ha sido, hasta ahora, el mayor desafío de nuestras vidas. Con lentitud, pero en el momento perfecto, las personas adecuadas llegaron a nuestras vidas cuando más las necesitábamos y ahora sabemos que tenemos una nueva familia. México, su gente y su selva, nos han abrazado por completo y nos han dado la fuerza y el apoyo para construir nuestro sueño: el Centro de Sanación Kumankaya.
Durante los últimos años, hemos estado trabajando muy duro para construir y crear un espacio sagrado en el que reconectarnos con la naturaleza y con nosotros mismos. A medida que despejamos el terreno y construimos más alojamientos, nuestra visión original de Kumankaya se transformó mientras nosotros y la tierra cambiaban. Y con la llegada de dos nuevos miembros del equipo, Camila y Patrick, hemos creado un lugar en el que caben todos nuestros talentos, se cultivan nuestras diferentes pasiones y se fomenta la vida espiritual que estábamos buscando.
Kumankaya tuvo el espacio y el tiempo para que surgir por sí solo. Incluso durante el proceso de construcción, no había un plano general definido. Por el contrario, aprendimos a trabajar con la tierra, respetando el ritmo de la naturaleza en el proceso. Como ethos, sabíamos que queríamos que Kumankaya fuera un centro de sanación que combina ciertas prácticas occidentales con las plantas medicinales tradicionales. También sabíamos que queríamos ofrecer una experiencia cooperativa, participativa, comunitaria y arraigada en la capacidad de tomar decisiones con respecto a los tipos de sanación que uno desea y necesita. Como resultado, somos un Centro dinámico: nuestros visitantes pueden organizar sus propios retiros en nuestras instalaciones, personalizar retiros con nuestra oferta de actividades, o asistir a los diversos retiros que organizamos a lo largo del año. La sanación es una elección íntima y fundamental que requiere la voluntad personal y el apoyo comunitario para tener éxito.
Nuestra comunidad es de vital importancia para nosotros. Por el momento, además del equipo antes mencionado, contamos con un trabajador a tiempo completo que se ha convertido en un querido amigo: Jesús. Nos ha acompañado casi desde el principio, trayendo siempre su corazón ligero y su sonrisa sincera en todo momento. Además, trabajamos con un equipo de albañiles mayas que ha construido lo que para nosotros es un pequeño paraíso en la remota selva.
Por último, pero no menos importante, nuestra familia extendida son cuatro perros que nos mantienen a salvo de intrusiones animalescas no deseadas y que están siempre patrullando y reforzando los límites entre Kumankaya y la selva. Sus amigos (o enemigos) guardianes son seis gatos, quienes también hacen un trabajo increíble protegiéndonos de todas las pequeñas criaturas e insectos que podrían ser molestos, manteniendo así el balance perfecto. Desafortunadamente, no siempre saben distinguir entre un arácnido peligroso y una hermosa mariposa. Todos ellos, perros y gatos, son miembros importantes y muy valorados en nuestra comunidad.
¡La familia Kumankaya te da la bienvenida! Te abrimos nuestras puertas y corazones, nuestro pedazo de selva y nuestras vidas. Vivimos en gratitud por el ayer, el hoy y el mañana.
Con mucho amor,
Remi, Ashley, Camila, Patrick, Jesús, Ina, Yoda, Daisy, Latte, Ginger, Mike, Puma, Everest, Geisha y Spirit